David Hammerstein, nuestro “corresponsal” en Bruselas, lleva tiempo advirtiendo del peligro de las licencias adaptativa. La inevitablemente inequitativa medicina personalizada está siendo la excusa, como lo fueron las enfermedades graves en su momento, para debilitar las garantías científicas necesarias para comercializar un nuevo medicamento, dejándolas en prácticamente meras anécdotas. Es un neo-oscurantismo disfrazado de innovación:
“Se busca “un acceso temprano” y rápido para los nuevos tratamientos, con menos inversiones económicas, con la finalidad de asegurar unos mayores ingresos para la industria farmacéutica: más predecibles y más seguros. Unos ensayos clínicos más cortos, menos fiables, con menos participantes y más baratos. Se trata de un intento de generalizar un modelo “bajo coste” mediante aprobaciones “prematuras” para los nuevos medicamentos, modificando a la baja las ya débiles exigencias de evidencias empírico-experimentales y de control externo del actual sistema de evaluación de los nuevos productos biomédicos. Las justificaciones empleadas hacen referencia a la necesidad de nuevos tratamientos “personalizados” que solo pueden ser beneficiosos para poblaciones muy concretas… Los académicos que defienden estas ideas (algunos de ellos con conflictos de interés con la industria farmacéutica) afirman que los pacientes deben aceptar un grado más alto de incertidumbre a cambio de obtener un “acceso temprano”… Leer más...
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